El Teatro de Marionetas Gigantes de Nangchong (Sichuan) se considera una rara gema en el arte teatral del mundo, con una historia de más de trescientos años (desde la Dinastía Qing). Gran parte de su fama viene por el diseño realista –las marionetas miden aproximadamente 1.70, aunque pesan entre 15 y 32 kg-, y su ejecución meticulosa. Las características de estas marionetas les permiten ser capaces de dar expresiones y movimientos realistas, tales como ponerse ropa, soplar las llamas, encender velas, fumar, beber té, tocar instrumentos, escribir, etc. Gracias a ellas, los artistas nos relatan diversas historias, desde algunas legendarias hasta parte de la historia de China.
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| foto: Fernando Gutiérrez Juárez |
La representación a la que acudí estaba formada por diversas actuaciones que comentaré brevemente.
Tras una pequeña introducción en la que nos explican que la sopa de albóndigas dulces se toma junto a la familia al comenzar el año, vemos a un vendedor de esta comida típica haciendo pequeñas danzas.
La siguiente actuación nos cuenta cómo el hijo del emperador tiene que aprender la escritura con el pincel chino, lo cual es muy difícil. Sin embargo, el bailarín encargado logra escribir fácilmente con la marioneta gigante no sólo en chino, sino también "feliz año" en castellano.
Más adelante nos cuentan como el "alcalde" de la ciudad debía recibir a todas las visitas, y por el escenario pasan diferentes personajes: una paraje de enamorados que consiguieron hacer algo impresionante ¡un nudo y una lazada! (Entiéndase que lo consiguieron hacer las manos de las marionetas) Sencillamente espectacular. Tras ellos entró en escena una mujer que básicamente se dedicó a mover el culo, lo que hizo que el público estallase en carcajadas ante semejante visión, al igual que con unas marionetas pequeñas vestidas de tailandesas (según me pareció ver) que también se dedicaron a mover las caderas. Pero si con ella, los espectadores pasaron un buen rato, con los siguientes se emocionaron hasta el punto de tocar palmas y cantar: unas marionetas más pequeñas que todas las anteriores salieron bailando y "tocando la guitarra" mientras sonaba Sarandonga de Lolita.
La actuación que pensaba que más me iba a emocionar fue la ceremonia del te al estilo imperial, pero no resultó tan espectacular como pensaba no solo por el hecho de que me esperaba algo al estilo japonés (mal hecho por mi parte), sino porque cometieron demasiados errores que estropearon por completo la puesta en escena.
Sin embargo, las dos últimas actuaciones con la que denominaron la marioneta más grande y bella y la danza del cambio de caras fueron maravillosas, con una gran ejecución de todos y cada uno de los movimientos y con unas marionetas preciosas.
Para finalizar, mientras los bailarines junto a sus marionetas se paseaban entre el público sonaba un remix de "mi carro me lo robaron" de Manolo Escobar. Y aunque fue maravillosos poder ver tan de cerca esas impresionantes marionetas, alucinando me quedé con la música. A pesar de que salí desilusionada del teatro, he de decir que si pudiese ir a la representación que hiciesen en otra ciudad, lo haría encantada por todos los comentarios positivos que han recibido (seguro que en una ciudad más grande la representación es mucho mejor).
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